Por qué las víctimas se quedan
Muchas personas se sienten confundidas y frustradas cuando una víctima abandona una relación abusiva y luego regresa a ella. Si este círculo vicioso de violencia es tan perjudicial para la víctima y sus hijos, ¿por qué simplemente no se van? Lo más importante que hay que recordar es que el abuso emocional extremo siempre está presente en situaciones de violencia familiar. Una mujer maltratada abandonará a su pareja en un promedio de 6 a 8 veces.
No es tan simple como nos podría parecer a aquellos que somos ajenos a este reino de terror. En realidad, las víctimas permanecen en relaciones violentas por razones numerosas y complejas. La víctima de violencia familiar no es estúpida, no le gusta que lo/a golpeen, no es ignorante ni está mentalmente enfermo/a.
Piense en todo lo que una víctima tiene que hacer para escapar de una relación violenta:
- Necesita un lugar donde vivir.
- Necesita encontrar un trabajo para mantenerse a sí mismo/a y a sus hijos.
- Podría necesitar encontrar un centro de cuidado infantil o transferir a los niños a otra escuela.
- Podría necesitar tramitar documentos legales: custodia, separación o divorcio, órdenes de restricción.
- Podría perder todos los beneficios médicos y del seguro de vida, etc.
Las razones por las cuales las víctimas regresan o se quedan en una relación abusiva varían caso por caso. Todos los factores mencionados no suceden en cada caso, pero una combinación de algunos de ellos es por lo general suficiente para que la víctima se quede con la persona que abusa de ella.
Factores circunstanciales
- Dependencia financiera.
- Temor de exponerse ella, o exponer a sus hijos, a un peligro físico mayor si tratan de irse.
- Temor de ser perseguida y de sufrir golpizas peores que las anteriores.
- Supervivencia. Temor de que el perpetrador la siga y la mate si se va; este temor con frecuencia está basado en amenazas reales de su pareja.
- Temor de perjudicar emocionalmente a los niños.
- Crianza de los hijos (los niños necesitan un padre / una madre)
- Presiones religiosas o de los familiares.
- Temor de perder custodia de los hijos, con frecuencia debido a comentarios de la pareja.
- Falta de alternativas o de vivienda de bajo precio.
- Falta de destrezas de trabajo.
- Aislamiento social que ocasiona la carencia de un sistema de apoyo o de saber sus alternativas.
- Temor de involucrarse en un proceso judicial.
- Temor a lo desconocido. “Es mejor malo conocido que bueno por conocer”.
- Temor y sentimientos encontrados de hacer cambios extraordinarios en la vida.
- “Violencia aceptable”. La violencia empeora lentamente con el tiempo. La vida con abusos constantes entumece a la víctima, de manera que se vuelve incapaz de reconocer que sufre un patrón fijo de abuso.
- Apego a la comunidad. Los niños tendrían que dejar su escuela, a sus amigos y a los vecinos. Para algunas víctimas sería algo como el Programa de protección de testigos; no podrían tener contacto con nadie de su vida anterior.
- Apego a su hogar y a sus pertenencias.
- Presiones familiares, porque mamá siempre dijo: “Te dije que no funcionaría”, o “Cada quien cosecha lo que siembra”.
- Temor de que el agresor haga algo para vengarse (reportarla a una agencia de asistencia social, llamar al lugar donde ella trabaja, etc.).
- Incapacidad de usar recursos debido a la manera en que se proporcionan (problemas con el idioma, discapacidad, homofobia, etc.).
- Tiempo que se requiere en la planeación y en la preparación para abandonar la relación.
- Temor de estar sola o solo.
- Lealtad (el agresor está enfermo y necesita mi ayuda para cambiar).
- Lástima por el agresor.
- Temor de que el agresor se suicide.
- Negación (el maltrato no es tan grave, “solo me abofeteó”).
- AMOR (el agresor es cariñoso y adorable cuando no es abusivo).
- Deber (mi responsabilidad es mantener a la familia unida).
- Culpabilidad (el agresor culpa a la víctima de los problemas y esta acepta que los problemas son su culpa).
- Vergüenza y humillación.
- Frecuencia y severidad (favorecen la negación si los incidentes de abuso no son frecuentes o severos).
- Aislamiento: con frecuencia el agresor aísla a la víctima, esta no tiene a quién acudir y podría no saber los servicios que tiene a su disposición.
- Optimismo infundado de que el agresor cambiará.
- Autoestima destrozada. “Pensaba que yo era demasiado (gorda/gordo, estúpida/estúpido, fea/feo, etc.) para abandonarlo/a”.
- Simple agotamiento. Las víctimas sencillamente se sienten demasiado cansadas y agotadas por el abuso para irse.
Creencias personales
- Presión religiosa y de los familiares para mantener unida a la familia por encima de todo.
- Deber. “Juré estar casado/a hasta que la muerte nos separe”.
- Creer en el sueño americano de hacerse viejos juntos y vivir felices para siempre.
- Creer que la violencia es la manera en que todas las parejas se relacionan.
- Creencias religiosas y culturales.
Si usted sospecha que una o uno de sus conocidos es víctima de violencia familiar:
- Dígale que usted cree que ella o él tiene el derecho de no sufrir abuso.
- Dígale que usted sabe del abuso que sufre y que usted es su amigo, que no está sola o solo.
- Ayúdela o ayúdelo a encontrar un lugar seguro, con usted o con otra persona, cuando ella o él esté lista o listo para abandonar la relación.
- No pierda la paciencia.
- Ayúdelo/a a encontrar servicios legales, financieros, médicos o de orientación. (Comuníquese con nosotros para pedir referencias)
- Ayúdelo/a a verse como una persona competente y capaz de ser amado/a.
- Aunque esta persona regrese con su esposo/a o pareja abusiva, no significa que lo ha rechazado a usted. Ella o él necesita su amistad y apoyo ahora más que nunca.
- Recuerde, ¡la violencia familiar es un delito!
- ¡Escuche!
- Permita que su amigo/a tome sus propias decisiones con base en lo que es mejor para ella o él en esos momentos.
- Manténgase tranquilo cuando hable sobre un asunto con ella o él.
- Tenga en cuenta que la violencia familiar aumenta en frecuencia y severidad con el tiempo.
- Explique que los celos y la posesividad no son amor.
- Recuerde: Usted no puede hacer que alguien abandone a un agresor, pero sí puede proporcionar apoyo e información.
- Llame a la policía si teme por la seguridad de esta persona.